Manchester United y Chelsea empatan sin goles en un partido decepcionante. Rooney, que partió como titular, cuajó un buen partido. Los de Mourinho se colocan líderes con un partido de más
La segunda jornada de la Premier League se cerraba con el clásico Chelsea – Manchester United. Un encuentro prematuro en el calendario que enfrentaba a dos plantillas aún por confeccionar. Por un lado, los de Moyes, con sus intentos, hasta ahora frustrados, de hacerse con los servicios de Fellaini y Baines (Everton). Por otro, el Chelsea, que además de contratar recientemente a William del Anzhi ruso quiere cerrar el culebrón del verano: Wayne Rooney.
El delantero inglés empezó de titular el partido, no así Mata. El internacional español, uno de los mejores jugadores del Chelsea el año pasado, no cuenta para Mourinho y el Atlético de Madrid podría pedir su cesión.
El partido comenzó con un Manchester United dominador, pero sin ese “10”, llámese el añorado Scholes o los pretendidos Cesc Fábregas y Thiago Alcántara que dirija el timón del barco, aporte oxígeno al equipo y ese último pase para que Rooney y Van Persie se encarguen del resto. Mucho tendrán que luchar los diablos rojos esta temporada para revalidar el título de liga, ya que sus rivales más directos, como el Tottenham, Manchester City y el propio Chelsea, se han reforzado muy bien.
En el Chelsea, Mourinho ha aportado ese espíritu combativo y rapidez en el contrataque que tanto éxito tuvo en el Real Madrid, pero le falta precisión, un “Killer”. Quién sabe si esa responsabilidad recaerá en Rooney o Samuel Eto'o.
Las carencias de ambos equipos, que reclamaron un penalti en cada área, hicieron que se viera un partido emocionante por el resultado, pero aburrido en el juego. Las únicas ocasiones claras fueron por disparos fuera del área que Cech y De Gea, quizás los dos mejores porteros de la Premier, pararon con seguridad. El empate a cero era inevitable.
La segunda parte fue un prólogo de la primera. Rooney, más voluntarioso que decisivo, lo intentó de todas las formas posibles y no pareció desconcentrado por su posible salida del club que le ha visto triunfar. Mourinho dio entrada a Torres, que aportó más movilidad aunque echó menos la conexión tan especial que tuvo con Mata el año pasado.
De esta forma, el partido terminó con tablas en el marcador. Un encuentro entre dos colosos en el que hubo más nombres que hombres. Próxima parada: el viernes en la Supercopa de Europa. Bayern de Munich – Chelsea. Guardiola contra Mourinho.
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