Demasiado premio para el Arsenal

Partido interesante (1-2) con un resultado un tanto injusto. El Arsenal golpeó al principio del partido con un penalti infatíl de Souare sobre Welbeck que anotó Cazorla. El Palace lo intentó por todos los medios pero en la prolongación encajó otro gol, esta vez de Giroud. Los gunners aflojaron y los chicos de Pardew se dejaron el alma. Solo pudieron recortar en el 94 gracias a Murray, que segundos después estrellaba un balón al palo, antes del pitido final

 

Partido muy sugerente en Selhurst Park, con un Arsenal que si ganaba se plantaba en 3º posición, dependiendo de la actuación del United, y con un Palace muy acomodado en media tabla pero que no se puede relajar. El partido empezó mal para los locales ya que, en el minuto 7, Souare derribaba a Welbeck, llegando muy tarde. El penalti, flagrante, era anotado con solvencia por Cazorla, que sigue siendo el jugador más en forma de los gunners tras el bajón de Alexis en esta segunda vuelta. Los de Pardew encajaron el gol con amargura, con el convencimiento de que había que remar para sacar algo positivo de un partido que se ponía muy cuesta arriba. La velocidad de Zaha hizo sufrir una y otra vez a Monreal. Cada duelo se decantaba del lado del ex-red devil, que lo volvió loco. Por la otra banda, Puncheon y Gayle le dieron la tarde a un Callum Chambers que tampoco estaba muy fino hoy.

A pesar de todo, al filo del descanso, Welbeck recibía un buen balón entre líneas gracias a su velocidad. Muy escorado, intentó sorprender a Speroni, que despejó el tiro, pero con tan mala fortuna que le cayó el rechace a Giroud, anotando a placer y poniendo una losa al crecimiento exponencial de las águilas. El gol tuvo un impacto psicológico curioso para el Palace, que lejos de hundirse y cerrarse, lanzaron una ofensiva total, ahogando las salidas de los gunners y dando trabajo extra al centro del campo. Las llegadas eran constantes aunque sin ese acierto que diferencia un buen ataque de algo estéril. Los cambios de Pardew fueron totalmente ofensivos, con Bolasie, Murray y Ameobi dando frescura. El Palace llegaba al área de Ospina con el convencimiento de que la remontada era posible.

Pero el gol llegó muy tarde. A la salida de un córner, Murray, tras varios rechaces conseguía recortar distancias. Incluso segundos después, estrelló un balón al palo que  hubiera significado el empate. Finalmente no pudo ser y el Arsenal salió vivo del infierno de Selhurst Park, con un botín demasiado grande para el esfuerzo. Wenger sonríe. Ya es tercero en la Premier.

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Antonio Portillo

El fútbol inglés, desde su génesis, exhibe propiedades que lo hacen único y seductor. De generación en generación se transfieren valores que enamoran desde la esencia misma del juego: la pasión. Como un orfebre que labra metales, la cultura futbolera inglesa enlazó hitos preciosos a lo largo de su historia.

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