El Arsenal no fue rival para el Bayern

El equipo de Wenger cayó derrotado (0-2) en el partido de ida de los octavos de final de la Liga de Campeones en un partido que pudo tener un resultado diferente si Ozil hubiese aprovechado la ocasión que tuvo de adelantar a los suyos a través de un penalti. A partir de ese momento, los `gunners´ desaparecieron. Los goles del conjunto bávaro fueron de Kroos y Thomas Müller. El conjunto de Guardiola no tuvo problemas aun fallando un penalti

 

El partido comenzó con un ritmo enorme desde los primeros compases. Tanto los ingleses como los alemanes se lanzaron a por el partido, aunque los locales apretaron un poco más en el inicio del choque. La primera ocasión fue para los bávaros en las botas de Kroos. El equipo de Wenger intentaba salir como siempre a la contra, teniendo en Sanogo -sorprendentemente titular hoy- su filón ofensivo, con el que intentaban ganarle la espalda a la defensa del Bayern. De las botas del propio delantero vino la primera ocasión clara del Arsenal, aunque su tímido disparo no hizo inmutarse a Neuer.

A los ocho minutos de juego iba a llegar la primera jugada clave del partido. Jerome Boateng hacía penalti recibiendo tarjeta amarilla. El partido se le ponía de cara a los 'gunners', sin embargo, el lanzamiento de Ozil lo detuvo el portero alemán con una buena estirada. Bonita ocasión la desaprovechada por los ingleses. A partir de ese momento los alemanes se fueron haciendo con el dominio de la posesión del balón, aunque sin crear ocasiones importantes de cara al marco de Szczesny. Robben lo intentó en varios lanzamientos de falta que salieron por encima de la portería.

A falta de unos minutos para el final del primer tiempo llegaba la segunda jugada clave del partido. Szczesny derriba a Robben, comete penalti y el colegiado decide mostrarle la roja directa; quizás algo exagerada. Tuvo que abandonar el terreno de juego Cazorla y entrar el portero suplente, Lukas Fabianski. El penalti, lanzado por Alaba, se fue tras rozar el palo. Los bávaros desaprovechaban la ocasión de ponerse por delante, como su rival minutos antes. De ahí al final del primer tiempo los teutones encerraron al equipo de Wenger en su área pero sin peligro alguno. El segundo tiempo iba a ser muy largo para el equipo gunner.

La segunda parte comenzó con el mismo guión que la primera. Los dos conjuntos se lanzaban a por el gol que les diese ventaja en el eliminatoria. El equipo inglés no se escondía a pesar de su inferioridad numérica. Sin embargo, el Bayern marcó el primer gol de la noche al a primera que tuvo; más bien golazo. El centrocampista bávaro, Kroos, se sacó un disparo ajustadísimo a la escuadra ante el que nada pudo hacer el meta Fabianski. El gol llegaba en un momento inmejorable.

Este tanto provocó que los alemanes fuesen a por el segundo. Sabían que su rival estaba tocado y debían aprovecharlo. Para darle más intensidad Guardiola sacó a Muller por un desaparecido Mandzukic. El Bayern fue encerrando cada vez más en su área al Arsenal. Wenger no daba con la tecla y su equipo acabó por dar un paso atrás y esperar ordenados para aprovechar una contra. El técnico español, que vio como se estaban encerrando los ingleses, decidió quitar a Thiago y dar entrada a Pizarro con la intención de aprovechar el juego aéreo.

Tanto lo intentó el equipo de Munich que en el minuto ochenta y ocho llegó la recompensa, el gol de Müller, a quién dio entrada Guardiola con la intención de dejar decantada la eliminatoria. El alemán remató de manera magistral un buen centro al área. El resultado hacia justicia a lo visto en el segundo tiempo.

De ahí al final del partido el Bayern intentó hacer más leña del árbol caído, pero ya no se volvió a mover el marcador. Los ingleses deberán de hacer un enorme esfuerzo para intentar darle la vuelta a la eliminatoria. Wenger tiene mucho trabajo por delante.   

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Antonio Portillo

El fútbol inglés, desde su génesis, exhibe propiedades que lo hacen único y seductor. De generación en generación se transfieren valores que enamoran desde la esencia misma del juego: la pasión. Como un orfebre que labra metales, la cultura futbolera inglesa enlazó hitos preciosos a lo largo de su historia.

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