El Arsenal vence por la mínima en un partido cómodo ante un Queens Park Rangers que no sabe qué hacer para olvidar esta calamitosa temporada
Aunque el tema ha sido repetido hasta la saciedad estas últimas semanas, sigue siendo increíble como un equipo que gozó de una inversión de tal envergadura con jugadores como Julio César, Park Ji Sung, Bobby Zamora, Traoré o Ben-Haim, no haya sido capaz de mantenerse en la máxima categoría contra equipos con muchísimo menos presupuesto y jugando con un fútbol tan pobre. Hay gente que ha culpado a la directiva, a Redknapp o a los propios jugadores, para nosotros tal descalabro viene de una negación conjunta por parte de todo del club.
Con el equipo ya descendido, el duelo londinense partía como vital para los gunners si quieren seguir vivos en la ferviente lucha por conseguir una de las plazas de Champions. Con la noticia del 1-0 en White Harte Lane, los de Arsene Wenger no pueden, ni deben, dar la enésima decepción a su afición.
Así pues los visitantes saltaron al Lotus Road Stadium con sus hombres habituales sólo dando descanso al joven Wilshere por su nueva y agonizante operación a la que será sometido este verano. Los locales, jugándose la honra hacia una afición que ofreció calvas de decepción en los laterales del estadio, salía también con los titulares, dejando de nuevo a un frustrado Esteban Granero en el banquillo, que no ha podido involucrarse en mayor infortunio que un descenso en su primera aventura en las islas.
Con el sol primaveral como uno de los mejores alicientes para acudir al estadio con algo de ánimo, la afición local se encontró cuando casi ni se había sentado con una combinación fácil entre Rosicky y Podolski que acabó con una buena definición de Walcott que batió a un desafortunado Green a los 20 segundos de comenzar el partido. No podía esperar peor comienzo los Hoops.
El Arsenal muy consciente de lo que se estaba jugando dominaba a placer, tocando y tocando llegando a ponerse con un 76% de posesión durante la primera media hora. La ocasión más clara vino de nuevo por Walcott en el minuto 27, que estrelló en el poste un balón que desvió Green tras un genial pase de Rosicky.
Ante este plantel decidió echarse el equipo a la espalda Townsend junto al veterano Park, quien a pesar del tiempo, sigue siendo ese pulmón infatigable que hace unos años desquició al Barça en Champions. En los minutos 29 y 31, disfrutó el coreano de dos buenas ocasiones que primero por falta de puntería y después por acierto de Szczesny no llegó a poner las tablas en el marcador. El QPR poco a poco fue desperezándose y empezó a llegar con cierto peligro al área local aunque no llegaba a imponer demasiado respeto salvo con la mayor anécdota de una buena falta botada por Mbia a poco de terminar la primera mitad.
La segunda parte comenzó con los locales con la cara mucho más lavada que en la primera mitad. De nuevo Townsend, el mejor de su equipo, mandó un duro disparo al palo largo del Szczesny que se vio obligado a realizar una gran intervención para salvar a su equipo. Estos primeros minutos sólo sirvieron para que el Arsenal viera las orejas al lobo y de nuevo retomara la pauta del inicio de la primera parte. Recuperaron la posesión y las aproximaciones con peligro a la meta que defendía Green salvó a su equipo en el minuto 69 tras un duro disparo de Cazorla y sólo un minuto después una internada de Walcott que se aprovechó de un error de Ben-Haim.
El partido tornaba a su fin con la ventaja mínima en el marcador, pero sin la sensación de que los Rangers pudieran hacer nada por cambiarlo. En el minuto 80 la desesperación local se mostró en el terrible enfado que mostró Bobby Zamora ante un inexistente penalti presuntamente provocado sobre él mismo por una entrada del lateral Koscielny.
Con casi nada más a destacar terminaba el pobre partido en Londres, el Arsenal vuelve al tercer puesto a expensas de lo que haga mañana el Chelsea después de la victoria del Tottenham. El Queens Park Ranger sólo ha escrito una decepcionante página más en una temporada para olvidar.
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