Victoria con cierta intriga del Liverpool (3-1) tras un sensacional tanto de Willems en los compases iniciales. Sadio Mané en dos ocasiones y Salah completaron la remontada para continuar lideres y con pleno de victorias en liga. Firmino, que empezó en el banquillo y tuvo que ingresar por el lesionado Origi, dio un recital.
Al Liverpool le sonríe la buena dinámica. Aunque se encuentre con piedras en el camino, como ha sido en esta ocasión, este equipo tiene autoridad de sobra para transmitir que sus hechuras de equipo grande se imponen por cuestión atmosférica. El Newcastle era consciente y pese a haber estado por delante durante 20 minutos, terminó siendo otro juguete roto en manos de un Sadio Mané que ni por asomo quiere desprenderse de la flor que le viene escoltando una buena temporadita y de un Roberto Firmino cuya luz resplandece proporcionalmente a la de su sonrisa blanca perfecta. Con ellos enchufados y junto a un Mohamed Salah insaciable, no hay batacazos que valgan.
Con la machada en el nuevo White Hart Lane todavía candente, el Newcastle le perdió el miedo a volver a sorprender. Lo perdió también Willems, que se atrevió con una filigrana de extremo habilidoso ante Alexander-Arnold y a ponerla con su pierna menos ágil en la escuadra de Adrían. Giro inesperado de guión, pero el Liverpool ya estaba avisado.
El tanto del Newcastle fue tan tempranero que no resultó más que un mal menor para el Liverpool. El balance de ocasiones para los 'reds' no era ni mucho menos abultado, aunque la monopolización total de la pelota invitaba a presagiar que Dubravka acabaría cogiendo la pelota de su red tarde o temprano. Tal tarea le confirió el bueno de Sadio Mané enviándola cerca de la escuadra en primera instancia y marcando a portería vacía al borde del descanso con esa dosis de fortuna que se les presenta a quienes están tocados por una varita. 26 goles acumula el senegalés en sus últimos 29 partidos. Garantía de trabajo, de calidad y ahora también de goles.
Con el marcador revertido en su contra, el Newcastle mostró un conato de desatarse la melena. Krafth se encontró cara a cara con Adrián, pero se llenó de balón al reventarlo con el alma. No le terminó de disgustar esa puesta en escena tras el descanso al Liverpool, ya que gozaba de espacios para que sus filones arrancaran la moto. Entre la música de Benny Hill, Firmino dirigía Las Cuatro Estaciones a lo Vivaldi. Pase por aquí, picadita por allá... Cuando el brasileño se pone el frac, los encuentros se transforman en una degustación de langosta y caviar. Y para colmo, tenía en la recámara un champagne para brindar con su socio Mohamed Salah, a quien asistió a lo All Star de la NBA dejándole la autopista sin peaje para correr y cruzar ante Dubravka para sentenciar. Un Firmino que, por cierto, no fue de la partida y que tuvo que reemplazar al lesionado Origi durante el primer tiempo.
Con la Liga de Campeones en el horizonte también, el Liverpool sabe que no puede cometer tropiezos en la competición doméstica. La temporada pasada (una sola derrota) es el fiel reflejo de que el margen de error es mínimo y la concentración debe ser total si quieren levantar el tan ansiado y deseado título de liga. El Manchester City no parece estar por la labor de volver a perdonar demasiado.
Ficha técnica:
Liverpool: Adrián; Alexander-Arnold, Matip, Van Dijk, Robertson; Fabinho, Wijnaldum (Shaqiri 83'), Oxlade-Chamberlain (Milner 75'); Mane, Origi (Firmino 37') y Salah.
Newcastle: Dubravka; Krafth (Manquillo 66'), Lascelles, Schar (Fernández 80'), Dummett; Atsu, Hayden, Shelvey, Willems, Almiron (Muto 66') y Joelinton.
Goles: 0-1 min.7 Willems; 1-1 min.27 Mané; 2-1 min.39 Mané; 3-1 min.71 Salah.
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