Avalancha de goles en The Hawthorns entre dos equipos que no se jugaban nada ya. Diez goles le regaló el fútbol al partido de despedida de Alex Ferguson y Paul Scholes (5-5)
Viendo la jornada y la posición en la clasificación de ambos equipos, toda persona aficionada al fútbol esperaba una victoria, no muy abultada, de los red devils. La importancia de la fecha era la despedida de Fergie. Durante esta semana, el entrenador escocés remarcó que este era su partido más importante. Era el final. Y había que despedirse a lo grande. Lo que Ferguson no sabía es que el fútbol le tenía preparada una sorpresa.
Los diablos rojos salieron enchufados desde el pitido inicial. De hecho, en el minuto diez ya ganaban 0-2. El primero fue el contraataque por definición. Tras un corner, Cleverly recuperó y salió con el balón jugado. Tras diez metros de conducción, tiró un auténtico pase a tiralíneas hacia Chicharito de unos treinta metros. In extremis, el mexicano la recogió y se la puso a Kagawa, que a placer marcó el primero. El segundo fue un ataque estático, que finalizó Valencia con un duro disparo y la mala fortuna hizo que Olsson introdujese el balón en su propia portería. En el minuto treinta llegaría el tercero. Otro buen pase de Cleverly, que en vez de tirar, se la dejó a placer a Büttner. La estampida causada por los diablos fue tal, que el público local comenzó a abandonar las gradas, viendo la increible superioridad del cuadro de Manchester.
Precisamente esa superioridad tan aplastante hizo que los chicos de Ferguson se relajasen. Tanto se relajaron que en el treinta y nueve, Morrison marcó para los locales. El colegiado señalaba el túnel y el partido parecía sentenciado. Parecía.
La segunda parte comenzó con una novedad: Romelu Lukaku en el campo. El máximo goleador del West Brom, que había visto como su equipo de adopción era masacrado ( recordemos que está cedido por el Chelsea), decidió hacer algo al respecto. Y vaya si lo hizo. Primera pelota que tocó, gol. Minuto cuarenta y nueve. 2-3. Las esperanzas volvían a surgir. Minutos despues, en el cincuenta y tres y en el sesenta y tres, marcarían Van Persie y Chicharito. 2-5.
Cualquier persona hubiese apagado ya la tele, cambiado de canal o de partido. El West Brom no iba a permitir ni que nadie les diese por muertos ni que Ferguson se llevase todo el pastel a casa. A partir del minuto ochenta, el partido fue una auténtica vorágine. Lukaku marcó en el ochenta. Treinta segundos después lo hacía Mulumbu. Y como no, no podía ser otro que Lukaku, el que marcase el empate a cinco goles. Hatrick del belga y una asistencia fue su bagaje personal en cuarenta y cinco minutos. Incluso en el tiempo de descuento, el joven ariete pudo marcar el 6-5, pero Lindegaard lo evitó.
Partidazo en mayúsculas para despedir al entrenador más grande de la historia de la Premier League y a uno de los centrocampistas más emblemáticos del fútbol ingles. Tras el pitido final, Ferguson, visiblemente emocionado, fue a saludar a su afición, que a pesar del resultado, no olvida la gloria que gracias a su entrenador el club ha adquirido. Farewell, Sir Alex Ferguson.
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