Dicen que los equipos históricos, los de más tradición, deben jugar siempre en estadios especiales, en campos acompañados de ese toque místico que le de todavía más protagonismo al fútbol y al ambiente de las grandes citas. Y bien, estaremos todos de acuerdo con que la temporada del Aston Villa ha sido un auténtico desastre a nivel deportivo. Los Villanos ya no podrán presumir de pertenecer a ese selecto club de equipos ingleses que siempre han militado en la máxima categoría del país pero, independientemente de la división en la que estén, siempre se hablará de ellos como los amos y señores de uno de los terrenos de juego más puros y fieles al estilo británico.
Villa Park será eterno. En Premier, en Championship o en National League, no importa. Porque olvidar el feudo de ese histórico británico, ese estadio fiel a la arquitectura más inglesa, con las gradas pintadas de los legendarios colores azul cielo y vino, metidas encima del campo y llenas de aficionados hasta en años catastróficos para el Aston Villa como el presente, sería imposible. Por esa presencia que comentábamos y por albergar todo tipo de encuentros: desde, obviamente, partidos de lo más trascendentes en liga hasta eliminatorias de fases finales de FA Cup, pasando por una Eurocopa en 1996 e incluso una final de Recopa en 1999. Villa Park es y será un clásico.
Junto a St. Andrews Stadium, la casa del otro gran club de la ciudad, Villa Park le ha dado a la localidad de Birmingham un protagonismo enorme al fútbol. Fue fundado en 1874, cuando el que ahora es el deporte rey todavía no tenía impacto internacional y era jugado en pocos países. Durante los primeros años del siglo XX sufrió varias remodelaciones para acabar disponiendo de una de las gradas más populares y grandes de hasta hace unas décadas en el viejo continente. Y es que el Holte End poco tiene que envidiarle a otras míticas gradas como The Kop, ese legendario sector del estadio de Anfield. Más tarde se le añadió otra altura, conservada hasta la actualidad y que le dio la imagen que todos tenemos en mente a día de hoy cuando oímos hablar de la casa del Aston Villa. Solemne, antiguo y tradicional pero adaptándose siempre a las novedades. Villa Park ha sabido conservarse durante casi 150 años, lo que le hace diferente y poco habitual, algo que, por otro lado, no ha pasado desapercibido para la UEFA, que lo reconoce como un campo de categoría Elite.
Después de tantos cursos compitiendo al máximo nivel se nos hará raro ver a Los Villanos jugar sus partidos en segunda divisón y que equipos de menos nombre visiten Villa Park cada dos semanas. De todos modos, por historia, por el amor de esa segunda ciudad más importante de Inglaterra hacia el club que preside Randy Lerner y por la inamobible figura de un estadio popular en todos los rincones del planeta fútbol, esa cruel andadura acabará, tarde o temprano, con el regreso del Aston Villa a lo más alto. Y allí estará, seguro, Villa Park o un sucesor que mantenga su pureza para verlo.
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