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El fútbol como capricho

El máximo accionista del Cardiff, Vincent Ta, cambió de azul a rojo el color de la camiseta. Este hecho obliga a plantearse hasta qué punto el dinero y el poder tienen potestad para cambiar la historia de un club

El Cardiff (Gales, Reino Unido) ha regresado a la Premier League 51 años después dando la sorpresa al vencer al todopoderoso Manchester City en la segunda jornada de liga. Gran parte de este éxito se debe a Vincent Ta, quien tomó las riendas del club en 2010 al comprar el 36,1% del club.

Vincent Ta, dueño del Cardiff
Vincent Ta, dueño del Cardiff

El multimillonario malayo, que celebró con vehemencia los primeros tres puntos del equipo galés, se ha comprometido a invertir 25 millones de libras para reforzar la plantilla, aunque en los últimos meses está considerando la opción de ofertar acciones del club en la bolsa malaya.

El éxito deportivo de Ta no deja en el ostracismo las polémicas decisiones que ha tomado desde que es el dueño del club. Fundado en 1899 como Riverside FC, el Cardiff City adoptó su denominación actual en el año 1907. Desde entonces, fue subcampeón de liga en la temporada 1923/24 y ganó la FA Cup en 1927. Tras sufrir una grave crisis deportiva, llegando a militar en la Fourth División, el club encadenó una serie de ascensos hasta llegar a la Championship, en la que, previamente al ascenso del año pasado, fue finalista de la FA Cup en 2008 y en 2012 de la Copa de la Liga.

La historia del único equipo galés de la Premier League, junto al Swansea de Michael Laudrup, puede ser trastocada por Vincent Ta. Y es que, enfundado con la elástica del Cardiff en el palco como hizo contra el Manchester City, los aficionados aún no se han acostumbrado al color de la camiseta que el propio Ta cambió de azul a rojo el año pasado. El marketing y el dinero, por la historia. Los directivos del Cardiff justificaron tal decisión como “valiente y convincente por las condiciones económicas que hay” además de “un cambio vital para que el equipo siga desarrollándose”.

Cuesta no plantearse si, el hecho de tener el poder de un club, sobre todo si se trata de un inversor extranjero, permite cambiarlo a su antojo sin respetar su trayectoria ni a los aficionados, aquellos que de generación en generación han animado y amado al equipo de toda su vida.

Y es que, lo que antes representaba una novedad, ahora se ha convertido en algo cotidiano. La Premier está dominada por inversores extranjeros. Al Cardiff, se unen, por ejemplo, el Manchester United (la familia Glazer, EEUU), Liverpool, (John Henry, EEUU), Aston Villa (Randy Lerner, EEUU), Sunderland (Ellis Short, EEUU), Arsenal (Stan Kroenke, EEUU), Manchester City (Mansour bin Zayed Al Nahyan, Emiratos Árabes Unidos), Chelsea (Roman Abramovich, Rusia), y Fulham (Shahid Khan, Pakistán – EEUU).

Sus dueños, si bien pueden ser simpatizantes del fútbol en sí, ven este deporte como un negocio lucrativo y como una pasarela para darse a conocer internacionalmente situando a su equipo en la élite. Pero también como un juguete que manejan sin importar las consecuencias. Y los juguetes, en ocasiones se rompen.

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