Remontada heroica de los chicos de Martinez, que no se arrugaron jamás y siempre plantaron cara a la adversidad. Al final, la perseverancia y la fe les dio los tres puntos en un vibrante partido (2-3)
Sabedores de la importancia del encuentro, el Wigan comenzó el partido de manera muy conservadora. Era vital no encajar ningún gol pronto, ya que el palo sería durísimo. Solo para que os hagais una idea, en los primeros veinticinco minutos, hubo apenas dos disparos a puerta. Sorprendió también el West Brom, más conservador de la cuenta a pesar de no jugarse nada -bueno,la entrada a Europa, algo que se antoja harto difícil, ya que están a seis puntos del Liverpool a falta de solo de tres jornadas para terminar el campeonato-. Pero a pesar de su inoperancia, los baggies golpearon primero. Watson pierde el balón en campo contrario. El balón le cae a Lukaku, que se inventa un genial pase entre lineas para Rosenberg, el mejor jugador del partido para el WBA. Este, apurando a la linea de fondo le pone en bandeja el gol a Shane Long, que no falla. La rápida transición con la que el West Brom llega a la porteria de los latics es impresionante, precisión quirúrgica.
Tras el gol, los locales comenzaron a tomar las riendas del partido con el ya nombrado Markus Rosenberg a la cabeza. El Wigan estaba paralizado, vulnerable, pensando que este gol podía ser el final de la andadura tras ocho años seguidos en la máxima categoría. Pero aún quedaba partido y los chicos de "Bobby" Martínez no estaban ni mucho menos, muertos. Poco a poco el Wigan comenzó a sentirse cómodo en el campo. Beausejour entraba como un puñal por las bandas y Maloney causaba peligro cada vez que se acercaba al área. La ocasión más clara de los latics llegaría con una gran falta botada por Maloney, que se fue por muy poco lejos de las redes de Foster. Un minuto más tarde, Lukaku fallaría un mano a mano claro con Joel en la portería contraria. El partido se volvió un correcalles de repente. Emoción. Premier League en estado puro.
Tanto fue así que en el minuto treinta y nueve, llegó el gol del Wigan. Beausejour, en una de sus incontables internadas por la banda izquierda, sirvió un balón perfecto que Arouna Kone, viejo conocido de la liga española, remató con gran maestría. Tablas en el marcador y los chicos de Martínez entraban de lleno en el partido, tanto físicamente como psicológicamente.
La segunda parte empezó con el mismo ritmo con el que terminó la primera. Idas y venidas constantes, muchas faltas e imprecisiones. En una de esas faltas ejecutadas por el WBA, llegó el 2-1. Dorrans, que había aparecido poco hasta el momento, puso el balón en la cabeza de McAuley. Inapelable e imparable para Joel, volvía el miedo al cuerpo del Wigan. A todo esto, los resultados en los otros partidos para salvarse de la quema del descenso no acompañaban. Tocaba luchar una vez más. Siguiendo el patrón establecido en la primera parte, tras el gol, nuevamente el WBA tenía la manija del encuentro, aunque ya sin tanta claridad. Viendo que la situación necesitaba un ajuste, Martínez introdujo dos cambios simultáneos que cambiarían el encuentro.
Un minuto llevaba solo en el campo McArthur y un minuto solo le bastó para marcar de cabeza el empate a pase de Maloney, siempre batallador. Pero Maloney, no contento con esto, decidió sacarse de la chistera una sensacional jugada en el minuto setenta y nueve. Como Redondo contra el Manchester United, Maloney arrastró a dos defensas a la linea de fondo. Un estupendo regate fue suficiente para dejarlos en la cuneta a los dos y dar el pase de la muerte a McManaman. Locura entre los aficionados latics que se habían desplazado hasta West Bromwich. Su equipo había dado la vuelta al partido y tenía a solo diez minutos y tres puntos la salvación. Una vez alcanzado el objetivo, el Wigan cerró filas. Once hombres defendiendo con uñas y dientes el resultado.
El partido tampoco quedó exento de polémica, ya que el colegiado no vió dos penaltis claros a favor de los locales que hubiesen cambiado, posiblemente, el marcador final. Tras el pitido final, el WBA se queda igual que antes de empezar y el Wigan está a tres puntos de la salvación, aunque no dependen de si mismos.
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