"Michael Owen... he scores!" era lo que presumiblemente voceaban los locutores cuando ese chico pisaba el área. La del rival, por supuesto. Un muchacho que vino al mundo desde Chester y al que las continuas lesiones propiciaron que su ocaso llegara más temprano de lo deseado, pero cuyas temporadas en la cúspide nos brindaron momentos para rellenar hemerotecas. La definición de lo breve y bueno (muy bueno) personificada en un jugador que se hizo grande en Liverpool, el señor Michael Owen. Sí, Michael Owen a secas, un nombre que no necesita de un segundo (más típicamente conocido como 'middle name') para que cada una de sus letras quede perfectamente grabada en la gloria.
Y digo breve porque mi sorpresa fue mayúscula al descubrir que todavía tiene 35 añitos. ¡Quién lo habría dicho sabiendo que colgó las botas hace ni siquiera dos años! Ese día le tocó un 19 de mayo de 2013 partiendo del banquillo cuando vestía la camiseta del Stoke City, pese a que declaró dos meses antes sus intenciones de retirarse del deporte rey. Aunque ya había teñido otras ciudades de sus pinceladas magistrales, lo cierto es que la parada final de Owen por Stoke on Trent fue con mucha más pena que gloria. Eso sí, la ovación al unísono del respetable cuando hubo que decir adiós no podía faltar.
Un grande se iba para dejar que un pequeño comenzara su camino. Michael Owen debutó en mayo de 1997 recogiendo el testigo de un Robbie Fowler que tuvo que abandonar el campo por lesión. En aquel encuentro, el Wimbledon vio cómo ese jovencito de 17 años lograba la primera de sus tantas dianas con el Liverpool. Esa cita sólo sería el principio de una trayectoria que le concedería con el paso de los partidos el apodo de 'Golden Boy', el 'Chico de Oro', y el reconocimiento de los propios futbolistas como el jugador joven del año (PFA).
El club de Merseyside fue el aposento donde entregó sus extensas credenciales como matador de área. Su velocidad endiablada y su instinto goleador suponían una amenaza constante para despedazar a las defensas. Owen nació, se reprodujo y creció en Liverpool. Su rendimiento fue clave para convertir al Liverpool en el primer equipo en obtener cinco títulos en un año natural: La FA Cup, la Community Shield, la Carling Cup, la UEFA y la Supercopa de Europa. Un compendio de trofeos a nivel colectivo que le valieron para levantar otro a nivel individual, el Balón de Oro, en 2001, siendo el segundo futbolista más joven en conseguirlo con 21 años y 11 meses.
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Tras 297 encuentros en los que anotó 158 tantos con la camiseta del Liverpool, Owen emigró a Chamartín para fichar por el Real Madrid en verano de 2004. Una etapa en la que se topó con obstáculos tanto en el ámbito profesional como en lo personal. Owen tuvo que hospedarse en un hotel de Madrid durante una larga temporada ya que encontrar casa en la capital se iba a convertir en un quebradero de cabeza. No menos mala iba a ser su estancia al principio en el club, donde apenas gozó de oportunidades hasta la llegada de Vanderlei Luxemburgo. Sus prestaciones comenzaban a parecerse a las que ofreció en el Liverpool, pero se fueron diluyendo con la aparición de lesiones y con la llegada de refuerzos para la delantera blanca por lo que el inglés tuvo que hacer las maletas y poner rumbo de nuevo a Inglaterra.
Newcastle amanecía ilusionada con la incorporación de Michael Owen a las 'urracas' en agosto de 2005. Tras una lesión en el muslo que le mantuvo fuera de los terrenos de juego al principio de temporada, en su segunda participación logró su primer tanto con la camiseta blanquinegra y su primer hat-trick en diciembre transcurridos apenas tres meses. No obstante, el fatídico episodio de las lesiones volvió a atomentar a Owen. En primer lugar, la rotura de un hueso metatarsiano de su pie que le privó de jugar durante media temporada y posteriormente la rotura del ligamento cruzado de su rodilla en el Mundial de Alemania que le dejó en el dique seco alrededor de diez meses. Con Michael Owen en progresión descendente, se consumó el descenso del Newcastle a la Championship en mayo de 2009 y su marcha del conjunto que entonces dirigía Alan Shearer, su ex compañero de equipo.
Antes de desplegar sus últimos coletazos en el Stoke City, donde también padeció una nueva lesión en el muslo, a Owen le dio tiempo a recalar en otro de los grandes de Inglaterra y de Europa, el Manchester United. Si los aficionados del Liverpool no podrán olvidar todo lo que les brindó el atacante inglés, igual de imposible les resultará borrar de su recuerdo el fichaje del que fuera su estrella por el eterno rival. El brillo del 'Golden Boy' resplandecía ya sin apenas fuerza debido a su evidente rol secundario en el United. Su mejor recuerdo como 'red devil', su gol en el descuento en el derby de Manchester en Oldtrafford. Owen reemplazó a Dimitar Berbatov a falta de 12 minutos para el final, pero su actuación fue determinante ya que su diana supuso la victoria sobre el Manchester City (4-3) aquel 20 de septiembre de 2009.
Así fue Michael Owen en versión futbolista. Un total de 224 goles marcados con sus clubes y 40 con la selección inglesa que ha quedado fijado en su formulario. Un chico que dejó los recuerdos más gratos como futbolista del Liverpool y al que las repetidas lesiones le impidieron mantener continuidad obligándole a retirarse del cargo con 33 años. Si estas le hubiesen respetado, quién sabe si todavía estaríamos viendo a Owen vestido de corto... Para ser honesto, es algo que personalmente me habría encantado aunque ¡ojo!, según con qué camiseta.
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