El Liverpool venció al Sunderland (0-1). Hubo poco fútbol, muy poco. Se esperaba más de dos equipos necesitados. Al final las ocasiones claras las tuvo el Liverpool, aunque los 'black cats' dieron algún susto. Al final el único que consiguió encontrar puerta fue Benteke, en un despiste de la defensa justo iniciarse la segunda mitad
Tarde de oportunidades en Sunderland, concretamente éstas se repartían en Stadium of Light. Dos equipos necesitados, muy necesitados a decir verdad. El Sunderland como local en descenso y cada vez más lejos de la salvación, la victoria significaría más en lo moral que en lo que a puntos. Frente a ellos el Liverpool de Klopp, que no acaba de dar con la tecla, el equipo no juega y lo que parecía una temporada de ilusión cada vez más pinta a temporada de decepción, vencer hoy tarea obligatoría para ellos.
Sam Allardyce planteo un partido con mucho respeto formando de inicio un trivote en el centro del campo formado por Cattermole, M'Villa y Rodwell, tres jugadores físicos para cerrar el grifo de balones a los jugadores de tres cuartos de campo que Klopp había dispuesto, no funcionó. El Liverpool a los pocos minutos comenzó a dominar de forma aplastante pasando por encima del trivote que lejos andaba de poder disputarles el balón. A pesar de la posesión el Sunderland fue el primero en avisar por partida doble aunque sin demasiado peligro sobre la puerta de Mignolet. Pero nada más lejos de la realidad, el Liverpool se acomodó y llegaron las mejores ocasiones del partido ambas para Firmino, que por fin hacía acto de presencia en un partido, primero inventó un disparo que se estrelló en la madera, la segunda fue tras un centro de Clyne que el delantero remató de cabeza y obligó a Mannone a intervenir para evitar el tanto.
Pero el trivote de Sam duró tan solo 25 minutos, Rodwell se lesionó y tuvo que abandonar el terreno de juego en su lugar entró Watmore, la entrada de éste suponía un cambio en el dibujo, Allardyce arriesgó dejando el doble pivote y dando paso a un sistema más ofensivo, no funcionó, al menos en los veinte minutos restantes, el cambio no tuvo ningún efecto en el partido que siguió en el mismo cauce.
Tras la reanudación los 'reds' necesitaron menos de 30 segundos para hundir al Sunderland. Clyne intentó meter un pase raso desde pocos metros pasado el centro del campo, Lallana intentó controlar en el borde del área, el control se le fue propiciando una inesperada asistencia a un Benteke que estuvo astuto para adelantarse a la defensa plantarse frente a Mannone y batirlo facilmente. El error de la defensa fue monumental y la fortuna sonrió al Liverpool.
El partido se endureció con mucha lucha en el centrol del campo y dejand de lado el fútbol, por parte de ambos conjuntos y salvo en los minutos finales apenas se gozó de ocasiones que pudieran hacer cambiar el resultado. Las dos claras ocasiones en los minutos finales las tuvieron los hombres de Klopp, primero Jordon Ibe que había sustituido a Ibe minutos antes, pudo haber anotado, la defensa le dio espacio y tiempo para sentenciar el encuentro pero el inglés disparó a las gradas. Ya cuando parecía que todo estaba finiquitado, Benteke se plantó frente a Mannone, pero el guardameta le adivinó la intención y blocó el disparo.
A parte de la derrota, la imagen negativa del encuentro la dejó Lens, con una salvaje entrada sobre Sakho en la que pudo hacerle mucho daño al central, la acción se saldó con una tarjeta amarilla. Error del árbitro, ya que claramente era merecedora de explusión. El Liverpool obtiene su segunda victoria consecutiva por la mínima otra vez gracias al gol de Benteke. El Sunderland sigue hundido en la clasificación, el equipo no da señales de mejora y la pinta es muy mala.
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