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El Arsenal se hunde por sus errores

Derrota del Arsenal (2-3) ante un Olympiakos que se limitó a cometer menos errores y a ser el más listo de los dos. Pobre defensa de los gunners, que no mostraron solidez en ningún momento del partido. Complicada situación que se presenta al equipo londinense en la Champions League, con dos derrotas inesperadas ante equipos teoricamente inferiores.
 

Empezaba el partido en Londres con muy poco ritmo, solo unas contras ejecutadas con muy poca fortuna por ambos equipos y oportunidades a balón parado rompían el pobre juego de ambos, aunque ya se veía la principal razón por la que iba a perder el Arsenal, su pobre defensa en un partido que no dominaba nadie. Y en medio de todo este lio los griegos golpeaban primero con un gol de Felipe Pardo desde fuera del área, con cierta fortuna ya que golpeaba en un defensor del Arsenal para despistar totalmente a Ospina.

Pero que el partido iba a ser movido también se supo en ese momento, ya que a los dos minutos de recibir el gol el Arsenal se rearmaba y Walcott empataba el partido con una internada suya por la banda izquierda, que también acababa en la portería al contar con la colaboración del portero del Arsenal, el español Roberto. Y cuando todo apuntaba a que los jugadores se iban a ir al descanso con un empate, aparecía otra vez el factor suerte. Y esta vez iba a favorecer al Olympiacos. Fortounis, nombre muy apropiado para la situación, sacaba un saque de esquina que Ospina no acertaba a detener e introducía el balón dentro de la portería. Un gol que era el árbitro de fondo quien lo validó, algo que es realmente difícil de ver en un partido. Y con todo este desconcierto se terminó la primera parte, con un Arsenal que no sabía muy bien donde se encontraba y con un Olympiacos que estaba aprovechando los fallos de la defensa y del portero londinenses.

Ospina no detiene el balón y el 1-2 sube al marcador.
Ospina no detiene el balón y el 1-2 sube al marcador.

En la segunda parte el Arsenal salió algo más estirado y más espabilado, y con la intención de dar la vuelta al marcador empezó a generar ocasiones más claras. Los cambios gunners ayudaron, Mertesacker dio algo más de contundencia al juego aéreo y Ramsey impulsó en cierta manera al ataque. Pero entonces se toparon con un portero llamado Roberto, que también tenía ganas de lucirse. Primero en una triple ocasión del Arsenal, donde estuvo brillante en los dos primeros remates (y ayudado por la defensa en el tercero) y después a ocasiones de Oxlade-Chamberlain y Santi Cazorla. Pero no pudo con Alexis Sánchez, quien ejecutaba un cabezazo perfecto para batir al meta español y marcaba el gol del empate.

Y cuando todo apuntaba a que el Arsenal iba a encerrar en el área chica al equipo del Pireo, otra empanada de la defensa local un minuto después del gol de Alexis dejaba el gol a los visitantes en bandeja. Centro desde la derecha para que Finnbogason rematara con el tacón en el área pequeña sin apenas oposición.

A partir de ahí poco que contar, el Arsenal atacó con más corazón que cabeza, y las pocas veces que llegaron con claridad al área rival se toparon con un Roberto que cuando está inspirado es muy difícil batirle.

Negro horizonte se le queda al equipo de Arsene Wenger, que con dos derrotas en dos partidos recibe en la siguiente jornada al coco del grupo, el Bayern de Munich, que cuenta los partidos por victorias.

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Antonio Portillo

El fútbol inglés, desde su génesis, exhibe propiedades que lo hacen único y seductor. De generación en generación se transfieren valores que enamoran desde la esencia misma del juego: la pasión. Como un orfebre que labra metales, la cultura futbolera inglesa enlazó hitos preciosos a lo largo de su historia.

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