Brillante exhibición ofensiva (3-6) de un Liverpool que tuvo que remontar hasta en dos ocasiones los tantos del Cardiff. La fragilidad defensiva de Flanagan provocó desajustes que se saldaron con goles de Mutch y Campbell, que rápidamente se vieron anulados por los goles de Suárez y Skrtel. En la segunda mitad, los de Rodgers salieron con mucha fuerza y marcaron Skrtel de nuevo, dos más de Suárez y Sturridge. Mutch marcó el tercero de su equipo.
Tras el resultado aplastante del Chelsea al Arsenal, al Liverpool solo le quedaba ganar si quería seguir en la estela del líder. Los reds salieron descentrados y en especial John Flanagan en el flanco izquierdo. La juventud e inexperiencia permitió a los bluebirds adelantarse en el marcador tras una estupenda recuperación de Campbell, que cedió el balón a Jordon Mutch y este batió con potencia a Mignolet,que poco pudo hacer para impedir el tanto. Merecido el tanto local, ya que desde los primeros minutos crearon mucho peligro en el área del Liverpool. Tras el gol, el Liverpool busco dominar el balón, como nos tiene acostumbrados en todos los encuentros, y así llegó el gol del empate. Gran jugada combinativa en la frontal del área, pase exquisito entre líneas de Henderson a Johnson y el lateral cedió con un pase de la muerte el gol a Luis Suárez. Tras el empate, los de Solskjaer se levantaron enseguida y salieron al ataque para volver a adelantarse en el marcador. Y así fue como Campbell volvió a dejar sentado a Flanagan para marcar de manera genial el 2-1 con una bonita jugada individual. El Liverpool y Rodgers en la banda no se podían creer la pesadilla que estaban viviendo, con una defensa desastrosa y con un Cardiff que encontraba las fisuras de la zaga con demasiada facilidad. Parecía que todo iba a terminar así al descanso cuando en una jugada cuanto menos extraña para la defensa del Cardiff, Coutinho centraba y aparecía la bota de Skrtel para igualar. Justo antes de rematar el central eslovaco, tanto Marshall como la defensa galesa hicieron gestos de dejar salir el balón, ignorando la presencia del central del Liverpool. Craso error.
Arrancó la segunda mitad con un cambio en la mentalidad visitante apabullante. Los de Rodgers salieron a comerse al Cardiff. Tan solo necesitaron diez minutos para marcar dos goles seguidos y matar el partido completamente. El primero fue otra vez de Skrtel y otra vez a pase de Coutinho. El brasileño sirvió el corner al primer palo para que el eslovaco la mandase donde Marshall no podía llegar. El segundo fue obra de Suárez tras un taconazo de Sturridge que debería estar en un museo. El delantero inglés, con toda la calidad del mundo, clavó un pase de tacón para el delantero uruguayo, que fusilaba al meta desde muy cerca. El partido fue muriendo poco a poco, con un Cardiff que no quería encajar más y con un Liverpool que le valía con seguir empujando como hasta entonces. El quinto, obra de Sturridge, llegaba tras un pésimo despeje de Caulker, que dejaba el balón en bandeja para, quien sino, Luis Suárez. El charrúa avanzó hasta el área, se plantó frente a Marshall y se la dejó a Sturridge a placer. Un gol por otro y ya llevan 47 entre ambos. En los minutos finales, Jones le dejaba de cabeza a Mutch el 3-5, meramente anecdótico. Y cuando todo indicaba que se iba a terminar así, volvía a aparecer una vez más Suárez para marcar absolutamente solo el 3-6 definitivo y 28 en su cuenta particular. El Liverpool sigue la estela del Chelsea y la lucha se encrudece cada jornada que pasa.
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