Espejismo en un partido de locura

El QPR perdonó en exceso en la primera mitad tras fallar claras ocasiones de gol (2-3), en la segunda el Liverpool golpeó primero con un autogol de Dunne, empató Vargas poco después y ahí comenzó un final de locura, Coutinho volvía a adelantar a los 'reds' y de nuevo al instante Vargas conseguía anotar de cabeza, cuando ya todo parecía que iba a terminar en empate una contra del Liverpool acababa en un autogol de Caulker.

Partido de necesidades en el Loftus Road, el QPR último clasificado recibía al Liverpool en una situación preocupante, los 'reds' desembarcaban en Londres con la única idea de llevarse los tres puntos para levantar cabeza tras un mal inicio de liga. Para la ocasión Rodgers presentó un trivote en el centro del campo formado por Gerrard, Emre Can y Henderson todo músculo para controlar a los locales, de poco les sirvió ya que en tan solo unos minutos Fer, Isla Sandro y Henry ya habían anulado al trivote de Rodgers ganandolo en intensidad y juego haciendose así con el control del partido.

El Liverpool no asomaba la cabeza mientras el QPR se iba afianzando y ganando confianza, la primera clara ocasión la tuvo Austin que tuvo un mano a mano con Mignolet pero el delantero no supo aprovechar la ocasión. Pero no iba a quedar allí la cosa, los londinenses comenzaron a creer en sus posibilidades y comenzaron a llegar más ocasiones, el siguiente que rozó el gol fue Leroy Fer que entró desde atrás completamente solo para rematar un balón raso desde la derecha, su disparó se estrelló en el larguero para desesperación de la grada. Pocos minutos después de nuevo tomaron protagonismo Fer y Austin, en esta ocasión un balón por alto lo remataba Fer anticipandose a Mignolet, de nuevo el larguero repelía el balón, el rechace cayó en las botas de Austin pero éste no supo mandar el balón a la red en parte porque se topó con toda la defensa del Liverpool bajo palos para desbaratar la clara ocasión.

Las primeras noticias del Liverpool llegaron cuando ya casi finalizaba la primera mitad, el capitán Gerrard tiró de casta inventandose una jugada individual, pero el éste cruzó en exceso el balón que marchó lamiendo el poste. Ambos equipos iban a los vestuarios con sensaciones contrariadas, el QPR había perdonado demasiado mientras que los de Rodgers seguía sin aparecer por Londres.

Tras la reanudación el partido siguió el mismo patrón, tan solo un minuto necesito Sandro para que Mignolet tuviera que emplearse a fondo repeliendo un fuerte disparo desde el interior del área. Poco después vino el error de la jornada, el protagonista fue uno de los habituales en esta clase de acciones, Balotelli recogía dentro del área un rechace del portero tras una gran parada a un disparo de Lallana, con toda la portería vacia y sin presión el delantero italiano enviaba el balón a las nubes inexplicablemente.

A pesar de que los londinenses seguían siendo superiores en intensidad y juego a sus rivales, el fútbol les dio la espalda en el minuto 67, los 'reds' sacaban rápidamente una falta en un costado y Glenn Johnson mandaba un centro al área con la mala fortuna de que el despeje de Dunne iba a acabar en el fondo de las mallas. El gol no hizo que el QPR se amedrentara, todo lo contrario hasta en dos ocasiones tuvo que salvar Mignolet el empate, primero a un disparo de Zamora desde la frontal y después a un remate de cabeza de Traoré.

Finalmente en el 86 iba a hacerse justicia en el marcador, Vargas que acababa de saltar al césped remataba a bocajarro un balón prolongado de cabeza. Con el empate en el casillero comenzó la locura en el Loftus Road. Tres minutos después de gol de Vargas era Coutinho el que cogía el balón en la frontal del área rival, inventaba una jugada individual maravillosa para acabar soltando un latigazo inalcanzable para McCarthy. 

Parecía que con este gol terminaba el partido, quedaba el tiempo añadido, un córner botado por los de Londres era peinado en el primer palo y de nuevo Vargas, en esta ocasión de cabeza, empataba el partido para los locales, el estadio era una olla a presión y de nuevo las sonrisas volvían a las caras de los blanquiazules. Tan solo había pasado un minuto desde que marcarán en gol del empate, los de casa fueron a por la victoría descuidando la retaguardia, tras una perdida de balón los 'reds' montaron una rápida contra llevada por Sterling que quiso hacer el pase de la muerte para Balotelli, pero Caulker llegó para deviar el balón, aunque de nuevo la mala suerte sería protagonista, ya que el rechace se iba directo al fondo de las mallas, trayendo consigo el silencio a las gradas.

Demasiado premio para un Liverpool que fue muy inferior al QPR en gran parte del encuentro pero los locales perdonaron en la primera mitad las claras ocasiones que tuvieron y acabó costandoles muy caro.

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Antonio Portillo

El fútbol inglés, desde su génesis, exhibe propiedades que lo hacen único y seductor. De generación en generación se transfieren valores que enamoran desde la esencia misma del juego: la pasión. Como un orfebre que labra metales, la cultura futbolera inglesa enlazó hitos preciosos a lo largo de su historia.

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