El Liverpool deja prácticamente hundido al QPR tras la victoria de hoy (2-1) en Anfield en un partido en el que había mucho en juego. Los locales llegaban con la intención de mantener esa plaza para estar en la próxima Europa League mientras que los visitantes se jugaban sus últimas cartas para no descender a 2ª de cara a la próxima temporada. Y todo lo decidió un Gerrard que volvió a demostrar porque es una auténtica leyenda con un gol en el minuto 87 después de un error en un penalti que parecía que iba a ser definitivo.
Los instantes previos al choque ya dejaban claro que se trataba de un enfrentamiento de vital importancia. Con los de Rodgers en plena lucha con Tothenam y Southampton por lograr un billete directo a la próxima UEFA Europa League e incluso poder soñar con Champions y los de Chris Ramsey manteniendo vivas sus últimas esperanzas de salir de la ''zona roja'' de la tabla, parecía obvio que el partido de esta tarde en Anfield iba a ser muy competido. Pero no pasó de ahí, porque fútbol vimos poco. Eso sí, como casi siempre en la Premier, intensidad de principio a fin. Y así es como arrancó el QPR, saliendo a por el partido y intentando crear peligro cerca de la meta de Mignolet. Fer, que hoy fue de lo mejor del QPR, y Phillips buscaban ponerle algún balón en condiciones a un Austin que este año está totalmente inspirado de cara a meta. Pero la calidad ofensiva del Liverpool podía inclinar la balanza en cualquier ataque con espacios y así fue. No se les había visto hasta el momento pero Lambert, Lallana, Sterling y compañía montaron una contra que acabó en los pies de Coutinho en la frontal del área. El brasileño, con tiempo para pensar, la puso en la misma escuadra de la portería de Green firmando un verdadero golazo. 1-0 y tranquilidad en Anfield.
Podemos decir que el tanto del ex de Inter y Espanyol, entre otros, fue clave. El QPR quedó tocado y el Liverpool se hizo dueño del partido. Los de Rodgers, a partir de la obra de arte del mediapunta, dominaron la posesión y no dejaron a los visitantes organizar ofensivas que puedieran acabar con esa ventaja en el marcador. Gerrard y Henderson fueron los directores de un equipo que no creó ocasiones pero supo administrar esa renta durante el resto del primer tiempo y gran parte del segundo. Todo parecía esfumarse para los londinenses porque la actuación de los de Ramsey no estaba siendo para nada similar a los primeros minutos del choque, en los que habían estado intensos. Pero de golpe, en el minuto 73, Leroy Fer, dejando claro que, tras su actuación hoy, toda opción en ataque de los visitantes iba a pasar por sus botas, empataba el partido. Buen remate tras un córner mal defendido por la zaga local que igualaba las cosas y hacía soñar a este QPR.
Viendo el poco peligro que Lambert había creado en el área rival y las escasas apariciones de Sterling y Lallana, que hoy podrían haber sido letales buscando el desborde ante Onuoha y Hill en banda, el partido parecía que iba a acabar en tablas. Y más después de que sucediera algo insólito. Y digo insólito porque Green paró un penalti a Gerrard después de que un hoy desafortunado Onuoha cometiera falta sobre Lovren en un córner. Sí, Steven Gerrard había fallado un penalti que podría haber sido decisivo. Pero él solito se encargó de redimirse y de salvar a su equipo marcando un gol diez minutos después, a tres del final. El QPR quedó prácticamente muerto y con uno menos tras la segunda amarilla de Onuoha. Anfield era una auténtica locura.
Podríamos decir que con ello acabo el partido porque ni Zamora, ni Austin ni cualquier otro jugador visitante lograron tener oportunidad de darle más emoción al choque en esos instantes finales. Tras tres minutos de descuento en los que el Liverpool supo controlarlo todo, el árbitro pitó el final. Tres puntos para un Liverpool que no hizo un fútbol de excelente nivel y que casi ve como el QPR le empata un partido que tenía dominado. Y digo casi porque en el campo estaba el gran Steven Gerrard para arreglarlo. Un Gerrard que puede haber marcado su último gol en casa con la camiseta ''red''. Un gol que refuerza a los de Anfield en esa batalla por la quinta posición y que ''mata'' a un QPR que tiene pie y medio en la Championship.
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