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Gordon Banks, el hombre que detuvo a Pelé

Elegido mejor portero de la FIFA desde el año 1966 hasta 1971, Gordon Banks no solo hizo historia colectivamente al representar una generación de futbolistas que ganó el Mundial de 1966, sino que cambió la forma de entender el fútbol desde la figura del guardameta.

De aspecto afable y mirada entrañable -pese a haber perdido un ojo a causa de un accidente de tráfico que lo alejó precipitadamente de los terrenos de juego en 1972-, Gordon Banks presume, a sus 76 años, de ser uno de los mejores porteros de la historia del fútbol en las islas británicas. De hecho, es considerado por el IFFHS como el segundo mejor guardameta del siglo XX por detrás de Lev Yashin. Ídolo tanto en Leicester como en Stoke, dos equipos de media tabla por aquel entonces, llegó a alcanzar reconocimiento internacional gracias a sus actuaciones con los three lions, con los que se proclamaría campeón del mundo en 1966 junto a la generación de oro liderada por Sir Alf Ramsey en los banquillos y los Bobby Moore y Bobby Charlton en el campo. Además, Banksy fue ejemplo y mentor de la siguiente gran hornada de guardamentas ingleses encabezada por Peter Shilton y Ray Clemence.

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Banks en su etapa de jugador del Stoke City

Los años en Leicester y ruptura con Matt Gilles

En sus primeros años, sus guantes permitieron al equipo de Filbert Street alcanzar cuatro finales, dos de la FA Cup y dos de la Football League Cup, de las cuales sólo salió victoriosos en la hoy llamada Capital One Cup de 1964. Sus 293 partidos con los foxes, repartidos en 8 temporadas, sirvieron a Gordon Banks para hacerse con el puesto de guardameta titular de la selección inglesa. En 1967, un joven prometedor de nombre Peter Shilton, precipitó la salida de Banks del Leicester amenazando a su entrenador Matt Gilles con su marcha de no conseguir el puesto de titular esa misma temporada. "Creemos que tus mejores años ya han pasado", fue la sentencia de Matt Gilles a Banks, al que no le faltaron novias. Bill Shankly fue el primer interesado pero no pudo convencer a los directivos del Liverpool para que pagasen un traspaso tan elevado por un guardameta. El West Ham de Ron Greenwood o el Kilmarnock de Bobby Fergusson estaban dispuestos a hacer un esfuerzo por el portero pero fue el Stoke City quien apostó más fuerte por él y donde se convirtió en leyenda. "No he venido a retirarme, he venido a ganar", dijo Banks el día de su presentación. Con los potters venció en la Capital One Cup de 1972 ante el Chelsea de Peter Osgood. El título le valió para ser nombrado Mejor Jugador de la temporada en Inglaterra, curioso para un portero.

Momento cumbre, México 1970

Como jugador, Gordon Banks destacó por su frialdad bajo palos. Sobrio, ágil de reflejos y tranquilo, destacaba por su incapacidad para ponerse nervioso ante ninguna situación. Su actuación en la victoria de la Copa del Mundo de 1966 le puso en el punto de mira internacional, pero Banks llegó a su máximo nivel en el Mundial de México de 1970. Allí, pasó a la historia por ser el hombre que detuvo a Pelé. En un partido que Inglaterra perdería ante Brasil, la imagen que se recordaría fue la respuesta de Banks a un remate de cabeza de Pelé que iba ajustado al palo. Mientras el estadio celebraba el tanto y Pelé ya se veía triumfador, una mano del inglés apareció desde el otro poste para evitar lo imposible.

Años más tarde, en 2008, Pelé viajó a Stoke-on-Trent para inaugurar personalmente la estatua de Gordon Banks que preside el Britannia Stadium. "¡Pensaba que era gol!" le dijo Pelé a su amigo Banks, "yo también" respondió el exportero en aquel simpático intercambio de palabras entre los dos protagonistas de la jugada sucedida casi 40 años atrás.

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Pelé destapando la estatua de Gordon Banks en el Britannia 

Casualidades del destino, Pelé y Banks se hicieron buenos amigos en sus últimos días como futbolistas en los Estados Unidos, uno en el Cosmos y el otro en el ya desaparecido Fort Lauderdale Strikers. "He marcado más de 1.000 goles en mi carrera, pero por el gol que me recuerdan aquí es por el que no hice". "A mi nadie me recordará por ser campeón del mundo, me recordarán por aquella parada y esto demuestra tu grandeza" replicaba Banks a un Pelé entregado a la generosidad del inglés como persona.

Y es que Gordon Banks fue genio y figura tanto dentro como fuera de los terrenos de juego, precursor del uso del chicle para que los guantes arraparan más el balón, reconoce que fue Ted Burgin, portero del Sheffield United en los cincuenta, quien le inspiró para jugar en esa posición. Pero realmente todo empezó un día de 1953 cuando se dirigía al Bramall Lane para presenciar un partido del Sheffield United pero el autobús se le escapó. "Pensé que no valía la pena ir para ver media parte y me fui a ver al equipo local Millspaugh", la sorpresa llegó cuando una vez allí, el guardameta del equipo se lesionó y el entrenador no tuvo mejor idea que decirle al chico de quince años, que hacía de portero en la escuela, que se cambiara para entrar en el campo ya que no disponían de portero suplente. Muchos ingleses querrían bendecir a aquel entrenador del Millspaugh, o al conductor del autobús...

Twitter: @ProyectoPremier

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Antonio Portillo

El fútbol inglés, desde su génesis, exhibe propiedades que lo hacen único y seductor. De generación en generación se transfieren valores que enamoran desde la esencia misma del juego: la pasión. Como un orfebre que labra metales, la cultura futbolera inglesa enlazó hitos preciosos a lo largo de su historia.

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