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Las águilas toman White Hart Lane

Un buen Benfica se beneficia de la incompetencia defensiva del Tottenham.  Un 1-3 que deja prácticamente sentenciada la eliminatoria.luisao

Sobre el papel el pase a la siguiente ronda de la Europa League. La realidad estaba en devolver la ilusión a una afición con un equipo que apenas ilusiona en el campeonato regular. Con el billete para la próxima Champions complicado y apeado de la copa de Inglaterra, la antes llamada copa de la UEFA, es una competición que al principio no trae mucho entusiasmo a una afición que aspira a Champions pero que conforme avanza el torneo aumenta el interés por conquistar el título europeo. Eso se jugaba el Tottenham.

Empezaron bien los Spurs, dominando el ataque con un esquema parecido al que se utilizó ante el Chelsea. Lo malo es que copiaría casi a la perfección lo ocurrido ante el equipo de Mourinho. Aparentemente dominaban los locales ante un equipo bien plantado atrás y que esperaba a la contra con dos líneas claras de cuatro para defender. Las llegadas de mayor peligro vinieron al igual que en Stamford Bridge, por medio de Kaboul en las jugadas a balón parado mientras que Adebayor se mostró muy fallón todo el encuentro. Mientras el Benfica, haciendo honor a su emblema, esperaba agazapado la ocasión perfecta para acabar con su presa.

El primer zarpazo llegó en una contra más que anunciada. Fue en este caso Rodrigo quien se pegó una cabalgada de varios metros dejando en evidencia la defensa de los Spurs para que al final mandara un balón cruzado al palo largo de Lloris. Jarro de agua fría en la cabeza de los de Londres que siguieron jugando a lo mismo a pesar del 0-1 en contra.

La grada de White Hart Lane se mostraba totalmente escéptica en cuanto a la cara con la que saldría su equipo en la segunda mitad. No tardaron mucho en darse cuenta. Saque de esquina de Amorín que remató a placer el central Luisao. 0-2 en contra. Poco más que añadir. Aquí emergió posiblemente uno de los mejores lanzadores de faltas de la temporada. El Benfica pecó de inocencia y propició un libre directo a una distancia perfecta para el danés Eriksen. Perfecta ejecución por la escuadra que levantaba el ánimo de la afición.

Sin embargo con semejante desajuste defensivo en el equipo y con media hora aun por delante, era cuestión de tiempo que llegase algo más. Una jugada calcada al segundo gol sólo que el protagonista esta vez sería otro central, centro de Amorin y remata Garay picado abajo donde apareció Lloris que no pudo atrapar cediendo el balón a tres metros de la portería y sin libre de marca a Luisao que fusiló al francés sin piedad alguna. De aquí al final estuvo más cerca la ecatombe que el milagro con Lloris haciendo de central-lateral-portero para su equipo.

1-3 y poco o nada para la vuelta.

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Antonio Portillo

El fútbol inglés, desde su génesis, exhibe propiedades que lo hacen único y seductor. De generación en generación se transfieren valores que enamoran desde la esencia misma del juego: la pasión. Como un orfebre que labra metales, la cultura futbolera inglesa enlazó hitos preciosos a lo largo de su historia.

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