Mal partido del Arsenal frente al Dinamo de Zagreb que mereciero la derrota (2-1) sin ninguna excusa a pesar de jugar contra 10 jugadores durante más de 50 minutos trás la expulsión de Giroud. Poca chispa frente a un equipo croata que jugó un partido tacticámente perfecto.
Empezó el partido sin dominio claro por parte de ninguno de los dos equipos, pero era el Arsenal quien empezó avisando al equipo rival con dos muy buenas oportunidades, las dos por parte de Giroud. Primero por mediación de un cabezazo tras un saque de esquina y después gracias a un centro medido que fue a parar al palo. Pero casi ahí se acabó la pólvora de los jugadores londinenses, que poco a poco veían como a base de buena defensa y de rapidez en el ataque creaban más peligro que el equipo que llegaba como gallito a Zagreb.
Y en una contra llegó el primer gol croata, un buen pase Pivaric a la espalda de Debuchy se convirtió en una internada en el área visitante para convertir el gol, que con un rebote afortunado tras una parada de Ospina lograba subir al marcador del histórico estadio Maksimir. Tras este varapalo el Arsenal no reaccionó de buena manera, ya que el partido continúo por los mismos derroteros. Y no solo no consiguió reaccionar, si no que se hundió más en el partido tras la expulsión por doble amarilla de Olivier Giroud en el minuto 39. Una expulsión que puede ser considerada como rigurosa, pero que el árbitro no dudo en señalar. Wenger tenía que recomponer su equipo durante el descanso, ya que la situación no era muy halagüeña para su equipo.
Y la segunda parte no empezó mucho mejor, ya que era el Dinamo de Zagreb quien avisaba y quien se acercaba al área rival con peligro. Y si la primera parte era el Arsenal quien mandaba un balón al palo, en la segunda iba a ser el Dinamo de Zagreb quien mandaba el balón a la madera. Un aviso que iba a ser presagio de lo que estaba por venir, y es que el equipo croata ampliaba distancias en el marcador gracias a un gol de cabeza de Junior Fernandes. Un gol que definía el caos defensivo en el que estaba sumido el equipo de Arsene Wenger.
El entrenador francés movía el banquillo e intentó con un triple cambio revolucionar el partido, pero poco pudo hacer ante un equipo tan bien ordenado y tan bien plantado sobre el terreno de juego. Un Dinamo de Zagreb que era conocedor de su inferioridad técnica, pero que con un planteamiento táctico excelente lograba desmantelar al Arsenal. Recortó distancias Theo Walcott, pero era poco más que un intento desesperado por mejorar la imagen de su equipo, ya que el Dinamo era quien tenía las mejores oportunidades a la contra para aumentar la distancia en el luminoso.
Sin embargo el partido terminó así, derrota justa y merecida del Arsenal, que a pesar de poder tener la excusa de quedarse con 10 nunca fue superior al Dinamo de Zagreb.
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