Wigan y Tottenham se reparten un punto (2-2) que no sirve ni a unos ni a otros. Los 'latics', que tenían el partido en la mano, se quedan a dos puntos de la salvación y los Spurs ven alejarse la Champions
Llegaban ambos con urgencias al partido de este sábado en el DW Stadium. Embutidos los dos en una espantosa racha liguera, el Wigan necesitaba la victoria para volver a engancharse a la permanencia; los Spurs, mientras, optaban a volver a tomar la delantera en la lucha por los puestos de la Liga de Campeones.
Los locales saltaron al terreno demasiado conscientes de su situación y apenas trenzaban dos pases seguidos. Así, en el minuto cuatro, Huddlestone a punto estuvo de inaugurar el marcador con un disparo de falta endiablado que se estrelló en el poste izquierdo de Joel. Era sólo el aviso ya que, cinco minutos más tarde, un tremendo error común de Figueroa y Joel, que no acertaban a sacar el balón del área, se saldó con un rebote en Bale que finalizó con el balón en el fondo de las redes.
La alegría duró poco para los de Villas-Boas, ya que apenas dos minutos después Boyce cabeceó magistralmente un saque de esquina y volvió a alzar las espadas en el marcador. Era el minuto 10.
En realidad, sólo representó un oasis en el caminar 'latic' a lo largo de la primera mitad. Lleno de imprecisiones e inseguridad, sólo el conformismo de los visitantes evitó que el marcador volviera a favorecer a los londinenses en los primeros cuarenta y cinco minutos, en los que las peores noticias llegaron por las lesiones de Figueroa y Dembelé, que se vieron obligados a abandonar el campo.
De lo poco 'latic' salvable en la primera parte fue Joel, que tras haber cantado estrepitosamente en el gol inicial, salvó en el minuto 44 una doble ocasión clarísima: tras irse de Scharner, Defoe no pudo superar al guardameta en el uno contra uno y, en el rechace, el español volvió a desbaratar la ocasión de Parker. Mientras, Bale pasaba desapercibido por el DW.
El paso por vestuarios cambió totalmente el partido. El Wigan abandonó su cara más apática y se hizo con el dominio del balón. Y el premio le llegó pronto -en el minuto 48-. Una gran combinación acabó con McManaman, el único inglés alineado por Martínez, empalando un disparo que Lloris no acertó a sacar.
Tras el gol, el Tottenham quedó noqueado y, pese a hacerse paulatinamente con el control del balón, apenas pudo penetrar en la zona defensiva local. En el minuto 64 llegó la acción que podría haber cambiado el partido: Jordi Gómez realizó una entrada terrorífica al más puro estilo De Jong y el árbitro, que ya le había mostrado la cartulina amarilla en la primera parte, dejó impune la falta.
Así, el Wigan continuó cortando fácilmente las incursiones 'spur' y, a la contra, pudo sentenciar el partido en dos ocasiones de Koné. No lo hizo y, llegado el minuto 88, el Tottenham empató en una falta aislada de Huddlestone que se paseó por el área pequeña hasta que Boyce, autor del primer gol local, remató a sus propias redes.
Desde ese momento el Wigan se fue con todo arriba y, a la contra, a punto estuvieron los visitantes de marcar el gol de la victoria en dos jugadas con Bale de protagonista: la primera tras no llegar a un balón de Lennon que le dejaba sólo y, la segunda, en una falta con el tiempo cumplido que no pudo superar a Joel.
Al final, justo reparto de puntos que no sirve ni a uno ni a otro: el Wigan sigue en descenso y se queda a dos puntos del Aston Villa -que juega el lunes contra el Sunderland en casa- y el Tottenham pasará la semana fuera de los puestos que dan acceso a la Liga de Campeones. Tocará seguir luchando.
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