Partido pobre (0-0) del Liverpool ante un Sunderland que supo adaptarse muy bien al ritmo del partido. A pesar de todo el talento que tiene el equipo de Rodgers, los reds no inquietaron en exceso y dieron mala imagen de cara al partido trascendental frente al Basilea
Parece que el Liverpool no levanta cabeza. Si el mes de noviembre fue una pesadilla (tan solo una victoria en cuatro partidos), no parece que en diciembre vaya a mejorar. Es verdad que esta semana venció 1-3 al Leicester, pero no convence. La ausencia de Sturridge priva de gol a los de Rodgers y eso se nota. Hoy pudimos ver que tan solo Sterling aparece durante todo el partido, que Henderson está muy solo en el medio del campo y que el nuevo rol de Gerrard, alternándose con su suplencia, hace más daño que otra cosa.
El Liverpool comenzó bien, dejando claro que serían ellos los que darían ritmo al partido, manejando bien el esférico durante los primeros minutos, aunque el Sunderland no se inquietaba. En el minuto 22 tuvo una clara el Liverpool, un testarazo de Lambert que se marchó fuera por poco, todo obra de una sensacional jugada de Lallana, uno de los jugadores más activos del cuadro de Anfield en la primera mitad. Minutos después lo intentaría desde lejos Coutinho, que fue de mas a menos durante el partido. Quizás uno de los hechos por el cual estará descontenta la afición de The Kop es que el árbitro perdonó la expulsión de Vergini várias veces.
Tras el descanso, Connor Wickham tuvo dos remates muy claros, ambos fuera por muy poco. El Liverpool reaccionó y con Sterling a la cabeza protagonizaron varias contras, la mayoría neutralizadas en falta. De hecho fue Sterling quien tuvo la más clara del partido, aunque Pantalimon se hizo más grande de lo que ya es para parar el soberbio disparo a bocajarro. El partido murió cuando mejor estaba el Liverpool, que lo tendrá que hacer mucho mejor si quiere dar una buena imagen frente a los suyos en el importantísimo partido contra el Basilea de Champions la semana que viene, en tres días exactamente.