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Los blues casi destrozan en Rusia lo que se firmó en Londres

Un Chelsea plagado de suplentes consigue su pase ante un Rubin que pudo llevarse la eliminatoria

 

Con la tranquilidad que ofrece un 3-1 en tu propio campo, Benítez planteó una alineación de refresco en un momento de la temporada más que necesario para sus jugadores estrella. Jugándose el poder estar al año que viene en la Champions los del popular barrio de Londres salieron con jugadores menos habituales, entre ellos el debutante Nathan Ake,  comandados por la vieja guardia con Terry, Lampard y Cech como principal columna del equipo. 

Sin embargo los rusos no querían dar por perdida la eliminatoria y queriendo parecerse más a ese equipo que eliminó al actual campeón de esta competición que al despropósito que fue en Stamford Bridge, salieron decididos a por ese gol que les metiera de nuevo en la eliminatoria. Y esto pudo ser, cuando en el minuto cinco Eremenko remató un pase de la muerte que consiguió despejar en la línea de gol el incombustible capitán blue. Todavía con este susto en el cuerpo apareció el otro capitán, Lampard, que volviendo a su posición habitual de media punta asistió de forma espectacular a Torres para que el español batiera con una  gran vaselina al meta ruso.

Con semejante mazazo a los cinco minutos el Rubin se vino abajo casi toda la primera parte. David Luiz y Terry no dejaban recibir a Rondón, el debutante Nathan Ake hacía aceptablemente  de contención y quitando la intención organizativa de Lampard, los blues se dedicaron a mandar balones largos a Moses y Torres para tratar de certificar la eliminatoria y manteniendo la sobriedad defensiva. Cuando el árbitro ya se llevaba el silbato a la boca para terminar la primera parte Karadeniz metió un durísimo disparo cruzado obligando a aparecer al enorme Cech para evitar que el Rubin se metiera en el partido.

Este último aviso que quizá hubiese desesperado y hacer bajar los brazos a cualquiera, esto no fue el efecto que logró en los rusos ni muchísimo menos. En la segunda parte el equipo salió dando el todo por el todo ante un Chelsea que mantenía la pájara de pensar que ya estaban en semifinales. A los cuatro minutos de la reanudación, Orbaiz puso un centro al corazón del área que remató imperiosamente Marcano de cabeza ajustadísimo al palo.

El islote de aficionados que viajaron hasta Moscú recuperaba la ilusión que volverían a ver truncada en los siguientes cinco minutos cuando tras una buenísima pared con Ramires, el totalmente desaparecido Moses sacó una bonita vaselina para de nuevo poner la aparente tranquilidad en el marcador.

Cualquier equipo o persona se hubiese rendido definitivamente, pero los rusos apelaron a la heroica y se motivaron aún más lanzándose totalmente al ataque y jugándose a partir de aquí  todo el partido en el campo visitante.  Con este plantel en el minuto 61 un centro preciso de Ansaldi desde la izquierda lo remató Karadeniz ante la inoperancia de Ake, que se queda mirando al jugador ruso si,  hizo imposible la estirada de Cech poniendo el 2-2 en el marcador.

A partir de aquí el Chelsea vivió desconcertado y totalmente encerrado tratando de parar las continuas embestidas del Rubin que aún creían en el milagro. Siguieron llegando las oportunidades y en el minuto 74 un dudoso penalti de Azpilicueta sobre Ryazantsev es convertido por Natcho que llevaba el éxtasis a las líneas locales.

Con los rusos entregados hasta la extenuación y ante un Chelsea que veía como se había complicado la vida de forma alarmante, solo quedaba esperar y observar el diluvio de ocasiones de las que dispuso el Rubin para poder agrandar esta semana de sorpresas europeas. Finalmente y más por falta de tiempo que de ganas, todo esto acabó con el 3-2 definitivo y con el pasaporte finalmente para los de Benítez, que no lograban creerse cómo lo que en principio iba a ser un paseo por la época zarista se convirtió en la toma del palacio de invierno.

 

Resultado final de la eliminatoria: Chelsea 5 – 4 Rubin Kazan

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