Los diamantes de Cobham

Tras una andadura casi perfecta, el equipo sub-19 del Chelsea alzó en el cielo de Nyon la copa que les acredita como mejor equipo europeo de su categoría. Ahora sólo falta saber si cuajarán en el equipo de los mayores o no


Cuando el árbitro pitó el final del encuentro el pasado lunes en el Colovray Stadium de Nyon (Suiza), los jugadores blues estallaron en júbilo. Con el Shakhtar derrotado, los pupilos de Avi Viveash certificaron algo evidente. Ahora mismo no hay ningún equipo dentro de su escala, la de los menores de 19 años, capaz de hacerles frente. Y eso es mérito de un sistema de cantera que ha mejorado exponencialmente con el paso de los años.  Comentaba Jose Mourinho que, en su primera etapa, "ni siquiera me fijaba en la cantera porque no había jugadores de talento". Ahora le sobran.

Por ahora, muchos jugadores del equipo campeón de la Youth League son completos desconocidos para la mayoría. Puede que conozcan a Loftus-Cheek, quien ya ha debutado con los mayores en Premier y en Champions League. O puede que conozcan también a Izzy Brown, el espigado trecuartista que luce un peinado tan peculiar como Willian. La cosa es que el Chelsea tiene muy buenos jugadores y lo más importante, muy jóvenes. La mayoría de ellos son internacionales con las selecciones inferiores de sus países, algo que dice por si solo el potencial de la cantera de Cobham. Después de destrozar a la Roma por un contundente 4-0 en semifinales, la gente se percató de su presencia.

Chelsea sub 19

Pero profundicemos un poco mas en ellos, los protagonistas. Los sub-19 blues marcaron, durante toda la competición continental, 36 goles. De esos 36, 12 fueron de Dominic Solanke, quien sin duda fue uno de los nombres propios del torneo y de la final. Un delantero rápido, con una zancada potente, con visión y con un olfato letal de cara a portería. Además este año pudo debutar en el primer equipo, sustituyendo a Oscar en el encuentro contra el Sporting de Portugal en Champions League. Sin duda tendrá que pelear con Patrick Bamford, cedido actualmente en el Middlesbrough de Karanka por un puesto, por lo menos en pretemporada. Un Bamford que lleva la nada desdeñable cifra de 19 tantos en 43 encuentros de liga. En la final, Solanke fue una auténtica pesadilla, marcando uno de los tantos, dando otro y poniendo en jaque a los ucranianos allí donde se situaba. Es uno de los jugadores que más apetece ver a nivel competitivo y puede que una cesión como la del anteriormente citado Bamford sea lo más aconsejable, ya que las categorías inferiores se le quedan muy cortas.

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Otro par de jugadores ofensivos a destacar en el equipo son Jeremie Boga y Charly Musonda. El primero, extremo izquierda galo, destaca por su velocidad punta, su atrevimiento al encarar a las defensas rivales. Su cambio de rítmo es marca personal y su desborde hacia adentro recuerda en ocasiones al de Arjen Robben, ex-jugador blue. De Musonda se pueden decir muchas cosas: buena colocación, excelente visión de juego, destacable en la organización del caudal ofensivo y un envidiable último pase que hace que el belga, a pesar de no tener un físico espectacular, sea un hombre difícil de marcar individualmente en cada acción.

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La última pieza del ataque de este Chelsea campeón es Issac Brown o 'Izzy' para todo el mundo. El hombre de la final, con su doblete, es un jugador de ese pelaje que no sabrías donde ubicar. Es alto, rápido, con visión, dribling... todo. Tiene todo para triunfar, hasta tal punto que Mourinho le convocó el día antes de la final como suplente en el vital partido contra el QPR. 24 horas después le haría un doblete al Shakhtar. Es de esos jugadores especiales, que han de mimar y estar encima, siguiendo su evolución muy de cerca, pero sin duda es uno de los jugadores que apunta a estar en la primera plantilla la próxima temporada, como Loftus-Cheek. Cuando debutas con 16 años en Premier League, algo tienes.

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Finalmente querría destacar a los otros jugadores titulares en la final, como la pareja de centrales formada por el danés Christensen y el inglés Clarke-Salter, quienes apuntan muy buenas maneras. Sobre todo el nórdico, capaz de situarse en cualquier posición defensiva e incluso jugar por delante de los centrales. La pareja de Loftus-Cheek en la medular, Colkett, es un centrocampista posicional muy inteligente, con la habilidad de fijar y defender a jugadores rivales con solvencia, además de ser llegador y no arrugarse si tiene que disparar desde lejos. Sus 5 goles (3 de penalti) durante el torneo le avalan. Los laterales Dasilva y Aina, rápidos y muy ofensivos, a menudo fueron dos atacantes mas en las fases de transición, además de poseer buena técnica o bien para disparar o para poner un centro al corazón del área rival. 

En definitiva, este Chelsea del futuro pinta muy bien, pero como siempre, las exigencias del mercado y deportivas marcarán el devenir de una generación muy interesante y con mucho futuro por delante. El tiempo dictará quienes son los que llegarán arriba y quienes, inevitablemente, quedarán por el camino.

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Antonio Portillo

El fútbol inglés, desde su génesis, exhibe propiedades que lo hacen único y seductor. De generación en generación se transfieren valores que enamoran desde la esencia misma del juego: la pasión. Como un orfebre que labra metales, la cultura futbolera inglesa enlazó hitos preciosos a lo largo de su historia.

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