Pólvora mojada en el Emirates

Partido muy reñido (0-0) en el cual pareció que ambos firmaron las tablas antes de salir al campo. Mucho nerviosismo entre dos equipos que se jugaban mucho y que el empate no les sirve. El Arsenal perdió la oportunidad de volver a colocarse líder y el United sigue séptimo, a ocho puntos de los puestos europeos.

 

Cuando dos equipos llegan con mal ambiente a un partido de semejante trascendencia como este, se pueden dar dos casos. El primero es que ambos equipos salgan al ataque total y veamos emoción, goles y lucha. O el segundo, que es el que se dio hoy en el Emirates, es que el conservadurismo de ambos mate el partido casi antes de empezar. Los locales llegaban al choque de hoy aun con los moratones de la paliza del otro día en Anfield. El 5-1 aun estaba en la cabeza de los jugadores, pero sobre todo de Wenger. El alsaciano no quiso repetir el "accidente" de la semana pasada y sacó el mismo equipo, pero con distinta mentalidad. El Arsenal apenas desarrolló su juego habitual. Fue cuidadoso con el cuero, como siempre, y gozó de la posesión durante casi todo el encuentro. Pero tuvo muy poca profundidad y por lo tanto apenas creó peligro. Fue a impulsos, sabedor de que su rival tenía mucha más necesidad de ganar que ellos, porque a pesar del resultado, los gunners están a un punto de la cabeza. Pero están perdiendo la potencia de ese principio de liga apoteósico. Y las alarmas, como es lógico, están encendidas.

Por otra parte el partido del United no sorprendió a nadie. En los últimos cinco choques, dos derrotas (Stoke y Sunderland en Capital One), dos empates (el de hoy y contra Fulham) y solo una victoria, contra el Cardiff. Da que pensar y mucho el círculo vicioso en el cual se encuentra Moyes y su tropa. No parece que llegue aun la luz al final del tunel, aunque si se vio a un equipo más luchador, más voluntarioso. Con algunos cambios en el once inicial, el escocés salió a morder pero a no ser mordido. Rooney y Van Persie estuvieron muy activos en la noche de hoy, aunque demasiado erráticos. Ambos fraguaron la única gran oportunidad del partido, en la que Rooney le puso un centro de lujo al holandés. Su impecable testarazo fue detenido por Szczesny y acto seguido repelido por el travesaño. Por lo demás poco más que decir. La pareja de medios del Arsenal -Wilshere y Arteta- naufragaron completamente ante la presión de Cleverley y Carrick, más destructores que creadores. Destacar la actuación de Özil y Cazorla en el tramo final del encuentro, que pudieron convertirse en los héroes de la noche de no ser por De Gea tras una buena combinación entre ambos que detuvo el meta español.

Al final hubo reparto de puntos en un partido en el que se impuso el respeto y el miedo al fútbol.

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Antonio Portillo

El fútbol inglés, desde su génesis, exhibe propiedades que lo hacen único y seductor. De generación en generación se transfieren valores que enamoran desde la esencia misma del juego: la pasión. Como un orfebre que labra metales, la cultura futbolera inglesa enlazó hitos preciosos a lo largo de su historia.

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